08 marzo 2007

Una mirada al Congo en el "Día de la Mujer"


La guerra en la República Democrática de Congo terminó oficialmente en 2003. Sin embargo, sigue causando estragos. Las víctimas ya no son los soldados de las diferentes milicias en combate: son las mujeres y niñas del Congo. Casi cuatro años después del final de la guerra las violaciones están a la orden del día. Violaciones cometidas tanto por miembros del Ejército congoleño, como por las milicias interahamwe, compuestas por los hutus de Ruanda, y por otros grupos armados por la vecina Ruanda. Violaciones masivas utilizadas como arma de guerra, que destruyen el tejido familiar y social del país porque son las causantes de la transimisión del SIDA y de multitud de mutilaciones.

El hospital Panzi, situado en Bukavu, al este del país, destinado inicialmente a ser una maternidad, se ha especializado forzosamente en la cirugía reparadora y en toda clase de patologías ligadas a la violación. En 2006 fueron operadas en el hospital Panzi 3550 mujeres. El hospital ofrece, asimismo, un curso de iniciación a los derechos de la mujer. No obstante, no existe un sistema judicial viable o fiable para que los violadores sean procesados. Es muy difícil luchar contra estas exacciones sin el apoyo del Ejército congoleño y puesto que ellos mismos forman parte del ejército de violadores, la esperanzas de hacer justicia son bien pocas...

Por otra parte, la inestabilidad de la situación en la República Democrática del Congo se ha hecho patente con el reciente ataque con artillería pesada a la vecina Ruanda. Según informaciones desde Ruanda, el ataque fue perpetrado por las milicias hutus, que huyeron al Congo tras el genocidio de 1994. Los ataques han provocado nuevamente la huida de decenas de miles de personas mientras los Gobiernos de Ruanda y Congo han acordado la celebración de una Cumbre de Seguridad para la coordinación de la lucha contra las milicias.

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