19 noviembre 2008

Mano de obra palestina para los asentamientos judíos


No hay trabajo en Palestina, no hay recursos. El continuo cierre de los puestos fronterizos es como una soga al cuello. La situación de estrangulamiento económico empuja al 80% de ellos a trabajar en Israel y, sobre todo, en los asentamientos judíos en tierras palestinas. A pesar de que Israel se comprometió en la famosa hoja de ruta a paralizar cualquier obra o expansión de los asentamientos ilegales, nadie respeta dicho compromiso. Y tampoco se lo pueden permitir los palestinos que en la construcción, la industria y el sector de servicios en Israel ganan tres veces más que en su propio país.

Mes tras mes nacen, crecen y se expanden nuevos asentamientos, que resultan especialmente atractivos para las jóvenes familias judías fundamentalistas, porque los alquileres son bajos y el entorno idóneo. No hay tráfico, no hay cines ni centros comerciales.

A pesar de que una tercera parte de las tierras sobre las que se levantan los asentamientos es suelo palestino, los árabes que allí trabajan no tienen opción a cuestionar su situación. A pesar de que no siempre son bien tratados. A pesar de que se restringe cada vez más el permiso de acceso. A pesar de tener que trabajar como extranjeros en su tierra. No hay alternativa. Y no es una cuestión de tiempo. Muchos palestinos jóvenes ya no creen en una paz futura, en la que los israelíes se vean obligados a recoger sus enseres para retirarse a las fronteras establecidas. No hay lugar para la esperanza.

Más información: diario TAZ

11 noviembre 2008

Dónde vas, dólar?


Finalmente puede que sí sea. Al parecer, la crisis de los países industrializados puede convertirse en oportunidad para los países emergentes. China ha dado el primer paso con la aprobación del mayor programa coyuntural de todos los tiempos. La inyección de 4 billones de yuan (unos 460 mil millones de euros) en los próximos años para la redistribución de la riqueza, concentrada en la costa este, entre las provincias agrícolas del interior del país, significa un “New Deal” chino. A éste le podría seguir un “New Deal” indio. Nueva Delhi también se encuentra en una posición fiscal fuerte, lo que podría impulsar el comercio sur-sur entre los países emergentes y en vías de desarrollo.

Todo parece indicar que Pekín ha querido mostrar su potencial antes de la cumbre de los G-20, el próximo 15 de noviembre en Washington, dando respuesta a las exigencias de los países industrializados de fortalecer su economía interior y de reducir su dependencia de las exportaciones. El gobierno comunista ha mostrado con esta medida de dimensiones históricas que no sólo sustentará a la economía mundial, sino que su política económica es transparente y en sintonía con el libre mercado. La China comunista da el do de pecho en el mundo capitalista en vías de transformación.


Un mundo capitalista, en el que el capital va de fuga y lo hace en dólares, la moneda internacional por excelencia… todavía. Todavía, porque cada vez se habla más del Amero, la que sería nueva moneda común de Estados Unidos, Canadá y México, y que sustituiría al dólar, provocando un posible “corralito a nivel planetario” antes de que China y los países productores de petróleo se deshagan masivamente del dólar como reserva internacional.

Según algunos autores, como Jim Willie, en su artículo “US Dollar Death Dance” o Wim Dierckxsens en “El último tango del dólar”, la apreciación del dólar en un momento en que la economía norteamericana está a punto de colapsar, es el último baile antes de su muerte. Según estos autores, hay una enorme demanda de liquidez para salir de papeles especulativos y compromisos de pago y el dólar es la moneda para obtener esa liquidez. Sin embargo, ese dinero no se va a invertir en Estados Unidos y menos de manera productiva. Con un alza del dólar, las exportaciones de EEUU resultarán aún peores de lo que estaban, las importaciones repuntarán y la deuda retorna cada vez más impagable hasta que sea incluso imposible pagar los intereses. Entonces sería el momento de acuñar una nueva moneda. ¿Para cuándo? Algún agorero, como Hal Turner,pronostican una fecha tan cercana como febrero de 2009, otras fuentes hablan de 2011. Veremos como sigue este culebrón…Seguiremos de cerca las consecuencias de la muerte del periodo neoliberal basado en las tesis monetaristas de Milton Friedman que dominaron, durante tres décadas, el campo capitalista. Seguiremos de cerca el nacimiento de la nueva arquitectura de economía social de mercado. Y seguiremos de cerca la muerte y resurrección de la moneda norteamericana.

15 febrero 2008

De superpotencias, recesiones económicas y declives

Se lo preguntan muchos. ¿Es la actual crisis económica de Estados Unidos una nueva señal del comienzo del fin del Imperio? Según Anne-Marie Slaughter, experta en política exterior de Estados Unidos, “nuestro poder es más grande que nunca si tomamos como vara de medida las estadísticas económicas y el poder militar”. Sin embargo, desde la periferia llegan otras voces, como la de Jorge Beinstein, que considera que hay claros signos de declive puesto que actualmente convergen la crisis económica e institucional con la militar. Según este especialista en pronósticos económicos, la incompetencia militar se demuestra en el terreno concreto de la guerra, de manera directa en Irak y Afganistan e indirecta en la reciente invasión israelí al Libano. Y, por si fuera poco, a ello se suman la crisis financiera y la energética. La convergencia histórica de todas estas crisis es realmente un hecho sorprendente.

¿Se allana el camino para el surgimiento de otras superpotencias? La historia ha visto nacer y morir otros imperios, como el romano, el británico... Sin embargo, la globalización dificulta mucho la independencia y el traslado de poderes. Las interdependencias económicas mundiales son tan densas que como lo estamos comprobando a diario no hay manera de desconectar los sacudones estadounidenses (bancarios, bursátiles, etc.) del funcionamiento financiero internacional. El nacimiento de otras potencias asociado a la muerte de la actual es poco probable, puesto que los países más dinámicos y grandes basan su crecimiento en la expansión de sus exportaciones… preferentemente dirigidas hacia Estados Unidos y las naciones ricas.

Por lo tanto, ¿tendrá razón Anne-Marie Slaughter, cuando dice que “somos el peor líder posible, pero somos mejores que todos los demás”? En cierto sentido y arrogancias aparte, tiene razón, porque el mercado norteamericano ha sido el espacio decisivo para la colocación de mercancías y excedentes de capitales del resto del mundo. Gracias a su capacidad de absorción (apuntalada por el conjunto del capitalismo global) las burguesías de Europa, Asia y de otros continentes pudieron realizar operaciones especulativas, inversiones productivas y exportaciones sin los cuales sus prosperidades hubieran sido imposibles. El resquebrajamiento de ese pilar central hace ahora tambalear al sistema mundial. No hay oportunidades para los capitalismos periféricos sin el centro.

Pero no hay razón para la alarma. Según Slaughter, que se baraja como una de las posibles Secretarias de Estado en caso de una victoria de los demócratas, se necesitará un período de cuatro o cinco años para recobrar fuerzas y para volver a tener la capacidad de “inducir a hacer a los demás lo que nosotros queremos que hagan”, porque, al fin y al cabo “Estados Unidos representa mejor que ninguna otra nación a la población mundial”. Si uno está tan convencido de ello está en el mejor camino de hacerlo realidad...