12 diciembre 2006

Diamantes ensangrentados: los bosquimanos luchan por su desierto del Kalahari




Son de cara afable, bajitos, atléticos y hablan con chasquidos: son los bosquimanos, los habitantes más antiguos del sur de África. Su casa es el vasto desierto de Kalahari, donde son perseguidos, acosados, de donde incluso han sido expulsados, echados de su paraíso. Mañana 13 de diciembre se fallará la sentencia en el juicio de los bosquimanos contra el Gobierno de Botswana, una sentencia que decidirá si este pueblo aborigen, expulsado de sus tierras en 2002, puede recuperar su reserva del Kalahari central.
El éxodo forzado de los bosquimanos tiene como telón de fondo los recursos naturales, como tantas veces suele ocurrir en África. El hallazgo de diamantes en el desierto provocó la expulsión de sus tierras por parte del Gobierno. El fallo judicial tendrá lugar, precisamente, unos días después del estreno en Estados Unidos de la película “Blood Diamond” (Diamante ensangrentado), protagonizada por Leonardo Di Caprio, a quien los bosquimanos dirigen ahora sus llamamientos de apoyo y ayuda.
Desde hace 20.000 años, los bosquimanos habitan la vasta planicie del Kalahari, dedicándose a la caza y a la recolecta de frutos y raíces. Se defendieron de la invasión de pastores de las tribus bantú hace ya 1.500 años, pero el acoso y la expulsión no se produjo hasta la llegada de los colonizadores blancos y, más tarde, de las empresas de diamantes. La discriminación, la opresión y los asesinatos redujo al pueblo de los bosquimanos de varios millones de personas a unas 100.000. Fueron y siguen siendo víctimas de un tácito genocidio étnico y cultural.
Actualmente, recluidos en campos de reasentamiento después de ver destruidos sus bombas de agua y sus canalizaciones, el Gobierno de Botswana impone sus condiciones, les prohíbe cazar, por lo que dependen de las limosnas y sufren los problemas asociados, como el alcohol, la prostitución y el SIDA.

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