14 noviembre 2006

Irán: el equilibrio del terror


A principios de noviembre, un nuevo ensayo iraní de mísiles tierra-mar y mar-mar llevados a cabo en el marco de unas operaciones militares en el Golfo Pérsico, el Mar de Omán y en desiertos de 14 provincias iraníes cogió por sorpresa a los analistas occidentales e israelíes. Tampoco el Pentágono tenía noticias de estos sofisticados mísiles que demuestran las nuevas capacidades militares de Irán. Según el ex responsable israelí del programa de mísiles antibalísticos, la intensidad de los ejercicios militares no tiene precedentes. “Se han llevado a cabo para impresionar y han logrado impresionar”, comentó. El ensayo más espectacular fue el del misil de largo alcance Shehab-3 con decenas de pequeñas bombas de dispersión, en cuyo radio de alcance se encuentran Israel, el Próximo Oriente y Europa y cuya tecnología incluso supera el sistema anti-misil misil estadounidense, israelí y europeo. Los indicios de procedencia de estas nuevas y sofisticadas armas de destrucción masiva parecen señalar hacia China.
Desde el pasado mes de agosto, Teherán ha estado involucrado en importantes ejercicios militares, destinados a reforzar el poder de disuasión de Irán en la post Guerra Fría y su objetivo es la neutralización de las amenazas estadounidenses con respecto al supuesto programa de armas nucleares de Teherán. Los iraníes se sienten amenazados y rodeados por la presencia de tropas estadounidenses en sus fronteras con Irak y Afganistán, por las continuas maniobras militares de EEUU, Reino Unido, Francia y otras seis naciones en el Golfo Pérsico, además de por la probable, aunque formalmente no reconocida, capacidad nuclear de Israel. ¿Quién puede detener el programa nuclear iraní? La aplicación de sanciones internacionales difícilmente obligarían a Teherán a suspender su programa mientras que una posible reacción iraní de detener o disminuir la producción de petróleo sería muy perjudicial para Occidente. Quizás la respuesta se encuentre dentro de Irán. Quizás los únicos que podrían influir en la política de disuasión llevada a cabo por el popular presidente iraní,
Mahmud Ahmadineyad, son los que verdaderamente ostentan el poder: los ayatolás.
Michel Chossudovsky advierte en su artículo en Global Research que la situación actual en el Golfo Pérsico es extremadamente tensa. El despliegue masivo de la potencia naval estadounidense y de sus aliados constituye una provocación. Cualquier incidente podría ser la chispa que desencadene una guerra. Chossudovsky hace un llamamiento a los movimientos cívicos para que planten cara a sus respectivos Gobiernos con el fin de revocar la agenda militar.

No hay comentarios: