03 noviembre 2006

Somalia y la metedura de pata de la CIA














Los signos de una confrontación inminente en Somalia se multiplican después de que fracasaran los recientes intentos de reavivar las negociaciones de paz entre los poderosos islamistas de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI), que controlan Mogadiscio y el sur del país, y el Gobierno Federal de Transición, basado en Baidoa. Un diplomático occidental ha alertado de la necesidad de una rápida actuación por parte de la comunidad internacional para evitar una confrontación inminente que podría arrastrar a la región del Cuerno de África a una guerra desastrosa . El gobierno interino, reconocido por la comunidad internacional, cuenta con el apoyo del Ejército etíope. Precisamente este apoyo es para los islamistas la piedra de toque para no entablar negociaciones.
La actual y aguda crisis somalí, que ha vuelto a llamar la atención internacional sobre esta nación sin Estado, tiene sus orígenes en un grave fallo de la política exterior de Estados Unidos al equiparar Somalia con Afganistán después de localizar a algunos miembros de Al Qaeda en el país africano. Un representante del Gobierno estadounidense declaró a principios de 2006 estar dispuesto a colaborar con cualquiera que quisiera combatir a Al Qaeda. Los señores de la guerra, en constante búsqueda de nuevas fuentes de financiación, ávidos de minar la influencia tanto del Gobierno de transición como de los islamistas y contrarios al establecimiento de cualquier orden, se adhirieron encantados al llamamiento estadounidense. En febrero de 2006 diversos señores de la guerra y hombres de negocios fundaron, con el dinero de la CIA, la “Alianza para la restauración de la paz y contra el terrorismo” (ARPCT). Su objetivo declarado era la persecución de los terroristas de Al Qaeda, mientras que su objetivo real iba dirigido contra la UTI, cuyos miembros lanzaron los primeros ataques el 20 de febrero. Estos ataques significaron el comienzo de sangrientos enfrentamientos en Mogadiscio que terminaron en junio de 2006 con la derrota definitiva de la ARPCT. El mismo mes de junio, en un intento desesperado de corregir su política fallida, Washington fundó el “Grupo de Contacto” para Somalia, donde, aparte de Estados Unidos, están representados la Liga Árabe, la Unión Africana, la ONU, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, la UE y Tanzania. Sin embargo, el Grupo de Contacto llega a deshora. Parece más bien un tardío reconocimiento de culpa que un nuevo interlocutor válido. No tiene un poder real de decisión y la situación es cada vez más intrincada, teniendo en cuenta que en el conflicto también están implicados Eritrea y Etiopía. Esta última apoya al presidente interino, Abdullah Yusuf Ahmed, y Eritrea, por simple reacción a la contra, apoya a los islamistas de la UTI. La internacionalización del conflicto se extiende incluso más allá del Cuerno de África, con Arabia Saudí enviando armas a los señores de la guerra y a la UTI, mientras que Yemen y Egipto apoyan al Gobierno de transición. Sin embargo, nadie quiere intervenir realmente en la aventura somalí, las negociaciones de paz no dan frutos y una solución definitiva es casi inimaginable, teniendo en cuenta que en el seno del mismo Gobierno de transición se libra una lucha por el poder y la UIT ha relevado a su presidente moderado, el jeque Sharif Ahmed, por el fundamentalista Asan Dawer Aweys.

No hay comentarios: