28 noviembre 2006

Sri Lanka, donde la paz es un espejismo

Ni altos el fuego, ni tsunamis, ni negociaciones de paz solucionan el problema en Sri Lanka entre la mayoría cingalesa y la minoría tamil. Cuatro años y medio después del alto el fuego oficial entre ambas partes y cuatro semanas después del fallido intento para reemprender las negociaciones de paz en Ginebra, el líder de los Tigres de Liberación Tamil, Velupillai Prabhakaran, acaba de manifestar que no ve otra salida a la situación que volver a luchar por la independencia, declaración interpretada como la reanudación de la guerra civil. Plantear nuevamente la independencia como objetivo final para las provincias del norte y este de la isla, que cuentan con una mayoría tamil, se aleja claramente de las líneas del proceso de paz donde se negociaba una amplia autonomía para dichas regiones. Cinco meses de graves estallidos de violencia entre las fuerzas gubernamentales y rebeldes, que han causado 3.000 muertos en lo que va de año, han llevado al presidente Manida Rajapakse, un cingalés de línea dura, a aumentar el presupuesto militar, mientras los Tigres de Liberación Tamil están, asimismo, rearmándose. Llevar la delantera en la iniciativa militar parece nuevamente la opción preferida por ambas partes. La historia se vuelve a repetir. Durante estas décadas de conflicto, cada vez que la guerrilla tamil y el gobierno de Colombo se han embarcado en conversaciones y negociaciones para superar el conflicto, las crisis se han sucedido. Y paralelamente a éstas, cada vez que la situación se bloquea, las fuerzas más reaccionarias cingalesas han apostado por la salida militar, apoyando sin reservas toda su estrategia en su capacidad militar.

Pero el conflicto no tiene una solución militar, ni tampoco es solución la partición de la isla en zonas étnicas y culturales. Puesto que más de la mitad de la población tamil, de confesión mayoritariamente hindú, vive fuera de las zonas que aspiran a ser independientes, una de las soluciones definitivas sería, según la historiadora y analista Nira Wickramasinghe, cambiar de forma drástica el funcionamiento del Estado de Sri Lanka, lo que significaría erradicar la exclusividad cultural en las escuelas, asociaciones y partidos políticos, organizados por lenguas y etnias. Sin embargo, la posibilidad de establecer un régimen social, secular y democrático quedó anulada en los años 50, cuando los partidos mayoritarios, el Partido de Unidad Nacional (UNP) y el partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP) adoptaron políticas de ensalzamiento de la cultura y lengua mayoritarias. Desde entonces la cultura cingalesa y budista dominante impregna todas las instituciones e influye en la vida cotidiana de los ciudadanos, mientras las lenguas y religiones minoritarias subsisten sólo como formas culturales y no como opciones políticas. El multiculturalismo existe sólo por ley, pero en la práctica se ejerce un monolingüismo agresivo. Solamente es posible una reconciliación dentro de una estructura estatal que reconozca las múltiples identidades que conviven en Sri Lanka. Según Wickramasinghe, Sri Lanka se merece algo más que dos unidades federales donde se practican políticas exclusivistas similares y donde se fomenta el sueño de la raza pura y la cultura auténtica. Autonomía y respeto sólo se podrán ejercer con éxito en un Estado donde se promueva la interacción y mezcolanza de culturas.

Infografía: treinta años de conflicto entre cingaleses y tamiles:
http://www.lemonde.fr/web/infog/0,47-0@2-3216,54-825952@51-822915,0.html

23 noviembre 2006

Hoja de ruta militar para el “Nuevo Próximo Oriente”









El asesinato en Líbano de Pierre Gemayel, ministro de Industria antisirio, resucita el peligro de una guerra civil en la llamada Suiza mediterránea. La nueva sacudida en Próximo Oriente encaja en el proyecto de rediseño de esta región, explicado por Mahdi Darius Nazemroaya en su artículo en Global Research. A continuación ofrezco un resumen del artículo titulado “Planes para rediseñar el Próximo Oriente: el proyecto para un “Nuevo Próximo Oriente”.

El término “Nuevo Próximo Oriente” fue lanzado al mundo en junio de 2006 en Tel Aviv por la Secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice. Esta nueva expresión sustituye el término “Gran Oriente Próximo”, más antiguo y más impositivo.
El cambio en la fraseología de la política exterior coincidió con la inauguración de la terminal petrolífera de Baku-Tbilisi-Ceyhan, en el Mediterráneo oriental y también coincidió con el bombardeo israelí sobre Líbano. El anuncio ratificó la hoja de ruta militar, diseñada por Estados Unidos, el Reino Unido e Israel para el Próximo Oriente, consistente en crear un arco de inestabilidad, caos y violencia, que abarcaría Líbano, Palestina, Siria e Irak, extendiéndose, además, al Golfo Pérsico, Irán y las fronteras de Afganistán, controlado por las tropas de la OTAN. El “caos constructivo” que, según las líneas de este proyecto, se generará será utilizado por las tres potencias para rediseñar el mapa de Próximo Oriente según las necesidades y objetivos geoestratégicos. Irak, en particular el Kurdistán irakí, parece ser el terreno experimental para la balcanización (división) y la finlandización (pacificación) de Próximo Oriente. La hoja de ruta militar anglo-estadounidense parece estar dirigida, además, a obtener una entrada en Asia Central a través de Próximo Oriente, que, junto con Afganistán y Pakistán son el trampolín para que Estados Unidos pueda extender sus tentáculos en los estados de la ex Unión Soviética y las ex repúblicas soviéticas de Asia Central, cuyos yacimientos de petróleo y gas son fuentes principales para el abastecimiento energético del futuro.

El mapa del “Nuevo Próximo Oriente”, elaborado por el teniente general del Ejército estadounidense retirado, Ralph Peters, y que se maneja en los círculos estratégicos, gubernamentales, políticos y militares desde mediados de 2006, cuenta con un nuevo trazado de fronteras, ya que se considera que el trazado actual es uno de los principales obstáculos para resolver los problemas de Oriente Próximo .

Las fronteras más arbitrarias y distorsionadas del mundo se encuentran en África y en Próximo Oriente. Sin embargo, ningún ajuste de fronteras podrá ofrecer una solución satisfactoria a todas las minorías de esta castigada región. Las fronteras previstas en el nuevo mapa suponen un desagravio para kurdos, baloches (pueblo de habla iraní) y para los chiíes, pero no tienen en cuenta a los cristianos, bahais, ismailis, naqshbandis y otras muchas minorías. Es decir, presentar el desmantelamiento y reajuste de las naciones-Estado de Próximo Oriente como la solución a los problemas de la zona es totalmente ficticio y falso. La mayoría de los conflictos son consecuencia más bien de interferencias de las políticas anglo-americano-israelíes.

Muchos de los problemas que actualmente afectan a esta parte del mundo son recrudecimientos deliberados de tensiones regionales latentes. La explotación de divisiones sectarias, tensiones étnicas y violencia en varias partes del mundo como África, América Latina, los Balcanes y el Próximo Oriente son estrategias ya muy vistas. Entre los problemas reales del Próximo Oriente actual está el déficit de una democracia genuina, obstruida y bloqueada cada vez que surgen movimientos para promoverla. El último ejemplo es el de Palestina. Solamente se les exige una democracia al estilo occidental a aquellos países que se oponen a la política de Washington, mientras que a los Estados afines como Arabia Saudí, Egipto y Jordania no se les tiene en cuenta su sistema antidemocrático.

En algunos aspectos existen paralelismos entre el Próximo Oriente y los Balcanes y Europa centro-oriental antes de la I Guerra Mundial. En aquel entonces el trazado de fronteras fue rediseñado y la violencia y los conflictos sacudían la región. Y no fue el asesinato en Sarajevo del archiduque Franz Ferdinand, heredero al trono del imperio austro-húngaro, lo que desencadenó la deflagración sino que lo fueron los intereses económicos y sus interferencias.

El rediseño de Próximo Oriente, desde las orillas del Mediterráneo oriental de Líbano y Siria hasta Anatolia (Asia menor), Arabia, el Golfo Pérsico y el altiplano de Irán responde a objetivos económicos, estratégicos y militares que forman parte de la agenda anglo-americano israelí detalladamente elaborada.

Afganistán, ocupado por la OTAN, ha sido exitosamente dividido, se ha sembrado la animosidad en la región del Mediterráneo oriental, donde se alimenta una guerra civil en Palestina y se instiga a otra en Líbano. El Mediterráneo ha sido militarizado por la OTAN, Siria e Irán son tachados de ser los culpables de todos los males, se nos informa sobre la imposibilidad de una convivencia pacífica en Irak, donde, según fuentes occidentales, no se libra una guerra por la ocupación sino una guerra civil entre chiíes, suníes y kurdos. El objetivo último es debilitar los movimientos de resistencia contra la ocupación extranjera mediante la estrategia de “divide y vencerás”.

Ahora, con la instigación de una confrontación inminente en Líbano, éste vuelve a ser el país clave que paga el precio por la configuración de un Nuevo Oriente Próximo.

El artículo original se encuentra en: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=viewArticle&code=NAZ20061116&articleId=3882

El artículo “Blood borders” del ideólogo del “Nuevo Próximo Oriente”, Ralph Peters, teniente general retirado se puede leer en:

http://www.armedforcesjournal.com/2006/06/1833899

20 noviembre 2006

Haití, tierra sin ley


Cinco meses después de la constitución del nuevo Gobierno, Haití sigue engullida en el círculo vicioso de falta de seguridad que impide las inversiones y la creación de empleo mientras genera más violencia. René Garcia Préval, que fue presidente del país entre 1996 y 2001, vuelve a ser jefe de Estado y, junto con el primer ministro Jacques-Edouard Alexis, dirige el Gobierno de un país en eterna transición política, profundamente desgarrado, con fracturas sociales, colapsos económicos y violencia política. Al asumir la responsabilidad gubernamental, Alexis presentó su programa centrado en el crecimiento estratégico de las inversiones privadas, reforzamiento de la colaboración entre el sector público y privado, lanzamiento de un ciclo de producción total, creación masiva de empleo, etc. Sin embargo, cinco meses después existen más incertidumbres que resultados y una “rectificación de rumbo” parece inevitable. El primer ministro ha reconocido que “la inseguridad y las catástrofes naturales siguen agravando la situación”. El problema de la seguridad, decisivo en el debilitamiento del Estado, tiene su explicación en la desunión nacional. Haití no está dividido, sino desmigajado. Hay muchos países dentro de un solo país y, cada vez más, estos pequeños países se convierten en guettos. No se oponen ni se enfrentan las clases sociales y económicas o los grupos étnicos, sino las bandas, clanes y barrios. La capital haitiana, Puerto Príncipe, está segmentada en Bel Air, Cité Soleil, Gran Ravin, Fort Saint Clair, Solino, etc., zonas sin ley, tierra de nadie.
Naciones Unidas, en colaboración con el Gobierno, está luchando por romper al menos un eslabón en la cadena de violencia, ofreciendo unos 50 $ al mes a todo aquél que entregue sus armas. Puede parecer poco, pero en un país donde la mitad de la población vive con menos de un dólar al día, la suma ofrecida es una fortuna. No obstante, si bien la Comunidad internacional trata de ayudar al país a encontrar la estabilidad y la seguridad, los fondos prometidos por los donantes no están todavía disponibles, lo que retrasa, según el primer ministro, las acciones gubernamentales en materia de desarrollo socio-económico. En resumen, el panorama no es muy alentador, pero todavía queda una pequeña esperanza para el país caribeño donde la distancia entre el discurso de los poderosos y la realidad del pueblo es cada vez más insalvable.

El clima de violencia queda reflejado en este video llamado “Tras un secuestro en Puerto Príncipe”

16 noviembre 2006

Congo: en el filo de la navaja

La paz en la República Democrática del Congo no está asegurada. La violencia aumenta a medida que se acerca el 19 de noviembre, fecha prevista para el anuncio oficial del resultado de la segunda vuelta de las elecciones, celebrada el 29 de octubre. Joseph Kabila, el presidente que terminó con la guerra, parece perfilarse como claro vencedor, mientras que su rival, Jean-Pierre Bemba, ex líder rebelde, moviliza a sus soldados en defensa de sus intereses y en previsión de lo que pueda acontecer. Comienza la parte más difícil en la transformación del Congo de la guerra a la paz. Es la hora del reconocimiento del resultado electoral por parte de todos y de poner a prueba la honradez y entereza del vencedor para que no utilice su victoria con el fin de destruir a su rival. Joseph Kabila podrá optar por declarar la guerra a su rival vencido o por colaborar con él. Bemba espera, al parecer, la declaración de la guerra. Algunos comparan la situación del Congo con la de Angola de 1992, cuando los resultados de unas elecciones, promovidas por la ONU y convocadas para poner fin a la guerra, fueron rechazados por el perdedor, el líder rebelde Jonas Savimbi, quien reemprendió la lucha armada durante una década más. Quizás no sea éste el escenario más probable en Congo, pero la lección de Angola enseña que quien pierde las elecciones necesita un incentivo para permanecer en la escena política. Por lo tanto, el paso siguiente podría ser una división del poder, que debería ser una condición sine qua non para la continuidad de las ayudas internacionales para la reconstrucción del país. Las provincias que votaron respectivamente por Kabila - sobre todo en el este del país - o por Bemba, sobre todo en el oeste y en la capital, Kinshasa, apoyaron tan masivamente a sus candidatos que ambos bandos deberían estar representados para que el país en su conjunto se reconozca en el Parlamento y en las distintas instituciones. Formar un Gobierno de unidad nacional podría ser el único camino para que estas primeras elecciones democráticas en más de 40 años signifiquen un nuevo comienzo para un país saqueado durante generaciones y marcado por la guerra civil y la corrupción. Las elecciones fueron convocadas en el marco de un nuevo avance en el proceso de paz que llevó a la formación de un Gobierno de transición en 2003.

14 noviembre 2006

Irán: el equilibrio del terror


A principios de noviembre, un nuevo ensayo iraní de mísiles tierra-mar y mar-mar llevados a cabo en el marco de unas operaciones militares en el Golfo Pérsico, el Mar de Omán y en desiertos de 14 provincias iraníes cogió por sorpresa a los analistas occidentales e israelíes. Tampoco el Pentágono tenía noticias de estos sofisticados mísiles que demuestran las nuevas capacidades militares de Irán. Según el ex responsable israelí del programa de mísiles antibalísticos, la intensidad de los ejercicios militares no tiene precedentes. “Se han llevado a cabo para impresionar y han logrado impresionar”, comentó. El ensayo más espectacular fue el del misil de largo alcance Shehab-3 con decenas de pequeñas bombas de dispersión, en cuyo radio de alcance se encuentran Israel, el Próximo Oriente y Europa y cuya tecnología incluso supera el sistema anti-misil misil estadounidense, israelí y europeo. Los indicios de procedencia de estas nuevas y sofisticadas armas de destrucción masiva parecen señalar hacia China.
Desde el pasado mes de agosto, Teherán ha estado involucrado en importantes ejercicios militares, destinados a reforzar el poder de disuasión de Irán en la post Guerra Fría y su objetivo es la neutralización de las amenazas estadounidenses con respecto al supuesto programa de armas nucleares de Teherán. Los iraníes se sienten amenazados y rodeados por la presencia de tropas estadounidenses en sus fronteras con Irak y Afganistán, por las continuas maniobras militares de EEUU, Reino Unido, Francia y otras seis naciones en el Golfo Pérsico, además de por la probable, aunque formalmente no reconocida, capacidad nuclear de Israel. ¿Quién puede detener el programa nuclear iraní? La aplicación de sanciones internacionales difícilmente obligarían a Teherán a suspender su programa mientras que una posible reacción iraní de detener o disminuir la producción de petróleo sería muy perjudicial para Occidente. Quizás la respuesta se encuentre dentro de Irán. Quizás los únicos que podrían influir en la política de disuasión llevada a cabo por el popular presidente iraní,
Mahmud Ahmadineyad, son los que verdaderamente ostentan el poder: los ayatolás.
Michel Chossudovsky advierte en su artículo en Global Research que la situación actual en el Golfo Pérsico es extremadamente tensa. El despliegue masivo de la potencia naval estadounidense y de sus aliados constituye una provocación. Cualquier incidente podría ser la chispa que desencadene una guerra. Chossudovsky hace un llamamiento a los movimientos cívicos para que planten cara a sus respectivos Gobiernos con el fin de revocar la agenda militar.

09 noviembre 2006

Paz en Nepal


Tras diez años de guerra interna y 13.000 muertos, Nepal se decide por la paz. Esta semana, los rebeldes maoístas y los partidos que forman el Gobierno han llegado a un acuerdo que prevé la desmovilización de los rebeldes y su integración en el proceso democrático. En los próximos días se prevé la firma oficial del acuerdo de paz. La paradoja de esta buena nueva es que ha sido la propia monarquía, cuestión central de la rebelión maoísta, que ha propiciado el acercamiento entre Gobierno y rebeldes. Hace un año, el proceder despótico del rey Gyanendra y la supresión del sistema democrático sublevó por igual a los partidos de oposición y a los rebeldes maoístas quienes se unieron en sus protestas y manifestaciones contra la monarquía.
El acuerdo prevé la participación de los maoístas en un Gobierno interino que se formará de aquí al 1 de diciembre. El Parlamento actual será disuelto y se ampliará de 205 a 330 diputados, con 73 representantes maoístas. El acuerdo de paz se hizo realidad gracias a la aceptación de los rebeldes de someter a sus combatientes y las armas bajo control de las Naciones Unidas.
El futuro de la monarquía, por su parte, será decidido tras unas elecciones a mediados de 2007 y el redactado de una nueva Constitución. Enfrentarse ahora a las crisis políticas y sociales sin tener un enemigo a combatir será el nuevo reto del pequeño reino del Himalaya.

06 noviembre 2006

Pakistán y los tentáculos integristas en India

Dos atentados con bomba en el Estado de Assam, en el nordeste de India, han matado a quince personas y más de 30 han resultado heridas. El atentado no ha sido reivindicado, pero el gobernador del Estado, Tarun Gogi, dijo que "las primeras investigaciones sugieren que las explosiones pueden ser obra del Frente Unido de Liberación de Assam (FULA), aunque el secretario estatal, Shri Kabilan, tampoco descartaba una autoría de terroristas islamistas. Assam cuenta con una treintena de grupos rebeldes armados, cuyas reivindicaciones van desde la autonomía a la secesión. En el último mes estos grupos han perpetrado una decena de atentados provocando la muerte a diez personas.
El noreste de India ha sido un hervidero secesionista desde hace casi medio siglo, debido a la discriminación de la etnia bodo. El Frente Nacional Democrático de Bodoland (FNDB) lucha por un Bodoland independiente, mientras otros grupos aspiran a un Estado bodo soberano dentro de la Unión india. En 1993 el Gobierno indio y el de Assam acordaron crear un Consejo Autónomo Bodo dentro del Estado de Assam, que concedía una amplia autonomía a los bodos. Sin embargo, la imposibilidad de establecer qué ciudades entraban dentro de la jurisdicción del Consejo y cuales quedaban fuera, hizo fracasar el proyecto. Hoy en día, India continúa buscando acuerdos políticos con las organizaciones separatistas, al mismo tiempo que colabora con el FBI y los Estados vecinos para mejorar la seguridad en sus fronteras. En los últimos tiempos se ha añadido a la violencia separatista un auge del integrismo islámico, lo que ha llevado a los responsables de seguridad de siete Estados del nordeste de india a perfilar una estrategia común que combata a ambas amenazas.
¿La inestabilidad en el norte de India significa un nuevo foco incandescente del islamismo integrista? En cierto modo es un nuevo indicio de la expansión irrefrenable del fundamentalismo, cuya cuna y criadero es Pakistán. Porque Pakistán representa, según Immanuel Wallerstein, el cañón suelto. Ni Irak, ni Irán, ni Medio Oriente provocarán, según el autor, ni ahora ni en el futuro próximo un escenario que pueda llevar a una guerra generalizada. Con Pervez Musharraf debilitado y la consiguiente posibilidad de un próximo régimen verdaderamente islámico en un país militarmente poderoso y con armas nucleares, hostil a Estados Unidos, Osama bin Laden residiría con impunidad. ¿Entonces qué? se pregunta Wallerstein. Leer más en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=40684

03 noviembre 2006

Somalia y la metedura de pata de la CIA














Los signos de una confrontación inminente en Somalia se multiplican después de que fracasaran los recientes intentos de reavivar las negociaciones de paz entre los poderosos islamistas de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI), que controlan Mogadiscio y el sur del país, y el Gobierno Federal de Transición, basado en Baidoa. Un diplomático occidental ha alertado de la necesidad de una rápida actuación por parte de la comunidad internacional para evitar una confrontación inminente que podría arrastrar a la región del Cuerno de África a una guerra desastrosa . El gobierno interino, reconocido por la comunidad internacional, cuenta con el apoyo del Ejército etíope. Precisamente este apoyo es para los islamistas la piedra de toque para no entablar negociaciones.
La actual y aguda crisis somalí, que ha vuelto a llamar la atención internacional sobre esta nación sin Estado, tiene sus orígenes en un grave fallo de la política exterior de Estados Unidos al equiparar Somalia con Afganistán después de localizar a algunos miembros de Al Qaeda en el país africano. Un representante del Gobierno estadounidense declaró a principios de 2006 estar dispuesto a colaborar con cualquiera que quisiera combatir a Al Qaeda. Los señores de la guerra, en constante búsqueda de nuevas fuentes de financiación, ávidos de minar la influencia tanto del Gobierno de transición como de los islamistas y contrarios al establecimiento de cualquier orden, se adhirieron encantados al llamamiento estadounidense. En febrero de 2006 diversos señores de la guerra y hombres de negocios fundaron, con el dinero de la CIA, la “Alianza para la restauración de la paz y contra el terrorismo” (ARPCT). Su objetivo declarado era la persecución de los terroristas de Al Qaeda, mientras que su objetivo real iba dirigido contra la UTI, cuyos miembros lanzaron los primeros ataques el 20 de febrero. Estos ataques significaron el comienzo de sangrientos enfrentamientos en Mogadiscio que terminaron en junio de 2006 con la derrota definitiva de la ARPCT. El mismo mes de junio, en un intento desesperado de corregir su política fallida, Washington fundó el “Grupo de Contacto” para Somalia, donde, aparte de Estados Unidos, están representados la Liga Árabe, la Unión Africana, la ONU, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, la UE y Tanzania. Sin embargo, el Grupo de Contacto llega a deshora. Parece más bien un tardío reconocimiento de culpa que un nuevo interlocutor válido. No tiene un poder real de decisión y la situación es cada vez más intrincada, teniendo en cuenta que en el conflicto también están implicados Eritrea y Etiopía. Esta última apoya al presidente interino, Abdullah Yusuf Ahmed, y Eritrea, por simple reacción a la contra, apoya a los islamistas de la UTI. La internacionalización del conflicto se extiende incluso más allá del Cuerno de África, con Arabia Saudí enviando armas a los señores de la guerra y a la UTI, mientras que Yemen y Egipto apoyan al Gobierno de transición. Sin embargo, nadie quiere intervenir realmente en la aventura somalí, las negociaciones de paz no dan frutos y una solución definitiva es casi inimaginable, teniendo en cuenta que en el seno del mismo Gobierno de transición se libra una lucha por el poder y la UIT ha relevado a su presidente moderado, el jeque Sharif Ahmed, por el fundamentalista Asan Dawer Aweys.