05 octubre 2006

Bosnia-Herzegovina, una "eine"

Sí, Bosnia-Herzegovina es una "eine", es decir, una entidad inventada no estimada. Eso tampoco lo cambian las recientes elecciones parlamentarias y presidenciales, aunque en algo han podido mejorar el panorama. El escrutinio del pasado 1 de octubre ha sacado del poder a los viejos partidos nacionalistas serbios y croatas. El destino de Bosnia-Herzegovina ya no será regido por los partidos de la corrupción, de los crímenes de guerra, de la manipulación. En las ciudades, la mayoría de los electores votó por las fuerzas opositoras a los partidos nacionalistas y la nueva presidencia colegiada estará formada por el musulmán Haris Silajdzic, por el serbio-bosnio Milorad Dodik y el croata antinacionalista, Zeljko Komsic. Sin embargo, según los observadores diplomáticos, la derrota de los partidos nacionalistas no reduce las tensiones entre los diferentes grupos étnicos de forma inmediata y automática. Silajdzic y Dodik defienden puntos de vista opuestos en lo que a la Constitución se refiere. El musulmán defiende un Estado unificado, sin entidades territoriales, mientras que el objetivo del serbio Dodik es la separación de la República Srpska. Solamente un compromiso entre los nuevos hombres fuertes podrá llevar la normalidad a un país nada normal. El actual Estado de Bosnia y Herzegovina es un producto de laboratorio creado en Dayton, en 1995. La administración norteamericana de Bill Clinton, cansada de un conflicto que desangraba y dividía a Europa y amenazaba con desestabilizar a toda la región, decidió sentar a las tres partes - croatas, musulmanes y serbios de Bosnia - en una base militar e imponer una paz que, aunque frágil y endeble, había que acabar con la guerra. Once años después, la población está cansada de pertenecer a una "eine" y suspira por vivir en una país normal y étnicamente mezclado.

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